¿Qué es la locura? ¿Qué distingue a una persona cuerda de otra que no lo está? Me he hecho esta misma pregunta repetidas veces en el último mes. En mi caso, los médicos lo llaman trastorno postraumático. Mi mente está buscando un mecanismo de defensa para hacer el dolor emocional más llevadero. Los médicos dicen que las pastillas me ayudarán a que se vaya de una vez para siempre. Pero, ¿es eso lo que quiero? ¿Quiero que se vaya? Él, mi confidente. Él, mi todo. Él, esa voz en mi cabeza que me acompaña desde hace un mes. A él, al que ya siento como mío, que me protege en mis momentos más oscuros. ¡Quieren arrebatármelo! Es irónico, todo el ruido que me rodea, todas esas personas y sus incansables voces, esas que dicen querer ayudarme y quieren alejarme de la más real que he sentido en mi vida. Decidí dejar de tomarme las pastillas. Las escondía allí dónde creía que nadie las encontraría. A pesar de mis esfuerzos, las hallaron. Al parecer estar loco significa perder el derech