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MICRO RELATO - NUEVA VIDA

Tuve miedo como no lo he tenido jamás, pero no quise que mi madre y mis hermanas me creyesen cobarde. Entré en el salón con un nudo en la garganta que amenazaba con bloquear mis cuerdas vocales.  La decisión estaba tomada. Sus caras estaban llenas de incertidumbre y preocupación. Una lágrima incauta cayó por mi mejilla sin yo poder evitarlo. -           ¡Hija! ¿Estás bien? La voz temblorosa de mi madre me sacó del letargo. Demasiados días sin pronunciar una palabra, en estado de ensoñación permanente, sin dejar que nadie se acercase. No quería despertar porque si lo hacía sería real, él se habría ido para siempre. Fue en un micro segundo que me di cuenta que ya no se trataba sólo de mí. Aquí estaba ahora, delante de las mujeres más importantes de mi vida a punto de dar el paso más importante de la nuestra. Sostuve sus miradas durante lo que pareció una eternidad. Me armé de valor y respondí. -           Estoy embarazada-. sonreí. Autora: Sonia Parra Ferrández
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BRISA HELADA

Clara se miró al espejo. Observó a la persona que la estaba mirando desde el otro lado. No la reconocía. Ojos hinchados y enrojecidos, rímel corrido, surcos que dibujaban su sufrimiento bajo la atenta mirada de su reflejo. Sin embargo, transcurridos unos minutos, su mirada cambió. Apenas imperceptible, la mujer del espejo le devolvía ahora una sonrisa. No una sonrisa irónica, tampoco una sonrisa teñida de rabia. Era una sonrisa de fuerza, de resolución. Abrió el cajón de su mesilla y sacó las tijeras que guardaba bajo los viejos calcetines de deporte, esos que utilizaba para ir al monte con su familia, con su tía. Sujetó con dos dedos un mechón de su hermoso pelo negro y en tan solo un microsegundo los cabellos, ahora separados de los demás, cayeron al suelo esparcidos por la alfombra de la habitación. Siguió el proceso hasta que ya no quedó ningún mechón que cortar. Recogió los cabellos del suelo con mucho cuidado y los metió en una bolsa de plástico. No tardó demasiado en sali

MICRO RELATO - ÉL

¿Qué es la locura? ¿Qué distingue a una persona cuerda de otra que no lo está? Me he hecho esta misma pregunta repetidas veces en el último mes. En mi caso, los médicos lo llaman trastorno postraumático. Mi mente está buscando un mecanismo de defensa para hacer el dolor emocional más llevadero. Los médicos dicen que las pastillas me ayudarán a que se vaya de una vez para siempre. Pero, ¿es eso lo que quiero? ¿Quiero que se vaya? Él, mi confidente. Él, mi todo. Él, esa voz en mi cabeza que me acompaña desde hace un mes. A él, al que ya siento como mío, que me protege en mis momentos más oscuros. ¡Quieren arrebatármelo! Es irónico, todo el ruido que me rodea, todas esas personas y sus incansables voces, esas que dicen querer ayudarme y quieren alejarme de la más real que he sentido en mi vida. Decidí dejar de tomarme las pastillas. Las escondía allí dónde creía que nadie las encontraría. A pesar de mis esfuerzos, las hallaron. Al parecer estar loco significa perder el derech

LÍNEA VERTICAL

M amá hoy ha hecho sus famosos canelones con bonito. A veces me quedo mirándola mientras cocina, creo ser capaz de hacer que el tiempo pase a cámara lenta. Quiero memorizar cada movimiento, cada mancha en su delantal, la forma en la que se frota el rostro con el dorso de la mano para evitar mancharse. Mi familia dice que me parezco a ella, que tenemos los mismos ojos, la misma nariz, la misma sonrisa. Cuando la observo trato de ver esos pequeños detalles y luego me quedo mirándome en el espejo de mi cuarto. Trato de verla en mí, pero no lo consigo. ¡Ella es tan bonita! Lo veo en cómo a mi padre le brillan los ojos cuando la mira, en cómo la miran al pasar en la calle. Lo sé, lo sé tanto como sé que no hay nada de mí en ella. Hoy llega mi hermano mayor, ha estado este semestre de Erasmus en Italia. Desde que se fue lo echo mucho de menos. Suele venir un fin de semana al mes cuando está en la Universidad, pero extraño verle cada día al volver del cole. Solía envidiarle cuando le veía